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administradores del proyecto, al no poseer ni siquiera la información que le
permitiera analizar o evaluar los beneficios reales del proyecto propuesto.
Finalmente, algunas experiencias gubernamentales y civiles confunden
a menudo la participación social con la participación en actividades (talleres,
seminarios, foros, actividades comunales), o en proyectos previamente
diseñados por las organizaciones, instituciones o investigadores, más no
así en el diseño, seguimiento y evaluación de los resultados del proyecto,
programa o servicio. Asimismo, hay proyectos gubernamentales
de desarrollo social en los cuales se da como un hecho la aportación
comunitaria en términos de trabajo, materiales o infraestructura; estos
elementos nunca son valorizados económicamente y no se les considera
dentro de las prioridades de financiamiento.
Este fenómeno es un tipo de participación que algunos investigadores
llaman “gestión cotidiana de supervivencia”, “gestión ahorradora de
recursos para el Estado” o “autogestión de la miseria” (Schteingart,
2001), en las que hay aportaciones monetarias o de materiales y mano
de obra voluntaria de los pobladores para resolver sus problemas de
servicios elementales. Otra distorsión de la participación social es el
clientelismo político que se ha desarrollado en algunas organizaciones
populares urbanas en torno a reivindicaciones; en ellas, muchas veces la
participación se reduce a estar en los plantones o mítines.
3.4. Recuento de algunos métodos
participativos
Existen muchos métodos participativos disponibles entre los que hay
semejanzas y superposiciones, debido a que cada uno de ellos enfatiza
aspectos particulares de los procesos sociales. No obstante, todos los
métodos tienen en común la idea de propiciar la participación social.
Los métodos involucran, en general, cuatro grandes procesos en
donde la participación ocurre de maneras desiguales y grados distintos: