tas, etc. –, molletes, sopes, huaraches,
diferentes tipos de salsas, tamales, cho-
colate de agua, ensalada de nopales,
huevos rancheros y cientos más que
componen la oferta culinaria mexica-
na se caracterizan, además de su gran
sabor, por utilizar una gran cantidad
de ingredientes para su elaboración.
Sus recetas se han transmitido de ge-
neración en generación, formando
parte del patrimonio cultural de las fa-
milias mexicanas. La mayoría de estos
ingredientes son nativos de México,
siendo inclusive en algunos casos su
centro de origen, como el maíz (Cona-
bio, 2016).
La realidad es que, aunque es una dis-
tinción honrosa, México debe compar-
tirla con otros países. En la actualidad,
muchos de los productos tradicional-
mente mexicanos y que son base de
la cocina mexicana son importados en
gran proporción.
En este entendido, dependemos en
gran medida de los recursos hídricos
de los países de los que importamos
productos agropecuarios –y cualquier
otro tipo de producto. Es decir, la coci-
na mexicana que se consume en nues-
tro país, no es ya 100% mexicana.
Como se puede ver, la HH de nues-
tra alimentación es multifactorial y re-
quiere múltiples respuestas para com-
prenderla, tales como: cuáles son los
productos agropecuarios que más con-
sumimos y cuál es su HH de produc-
ción. Al mismo tiempo, cuál es la HH
de platillos típicos mexicanos como el
guacamole o la sopa de tortilla; cuál es
su origen y qué significa esto en térmi-
nos de flujos de agua virtual.
Capacidad de una población para resguardar el acceso sostenible a cantidades adecuadas de agua
de calidad aceptable para el sustento, bienestar y desarrollo socioeconómico sostenibles; para ase-
gurar la protección contra la contaminación transmitida por el agua y los desastres relacionados con
ella, y para preservar los ecosistemas, en un clima de paz y estabilidad política (UN-Water, 2013)
Seguridad hídrica:
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