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D e l a a p r o p i a c i ó n d e t e c n o l o g í a a l a g e s t i ó n d e l c o n o c i m i e n t o .
R e t o s e n l a g e s t i ó n c omu n i t a r i a d e l a g u a y e l s a n e am i e n t o
campo con la ilusión de que lo importante
es hacer inversiones en tecnología. El
principal indicador ha sido la cobertura
(número de letrinas construidas, kilómetros
de alcantarillado enterrados, número de
comunidades con planta de tratamiento
de agua potable o de aguas residuales), sin
que exista igual preocupación por indagar
si esas tecnologías funcionan y si la gente
las usa. Incluso algunos programas de
abastecimiento de agua rural, ante la baja
aceptación de las letrinas, han exigido a
los(as) usuarios(as) del sistema de agua
que construyan en la vivienda una letrina
u otro tipo de unidad sanitaria para poder
tener derecho a una conexión al sistema,
o los presionan con la amenaza de llevarse
el proyecto para otro lugar, de manera
que deben aceptar, sin mayores críticas, la
propuesta que plantea la institución.
Generalmente, las inversiones est
á
n con-
centradas en las herramientas o artefactos
sin ninguna preocupación porque quienes
reciben la tecnología conozcan su lógica,
los fundamentos de su funcionamiento y las
labores diarias, periódicas y ocasionales de
operación y mantenimiento. Por lo tanto,
este enfoque está muy lejano de considerar
que la decisión sobre la opción tecnológica
no es un tema exclusivo de las instituciones
sino que los usuarios son quienes deben to-
mar esa decisión. Igualmente, ha sido una
práctica común que al finalizar el proyecto
se pida a la comunidad que organice un ente
administrador para que asuma el cobro de
la tarifa y opere el sistema, lo cual, en más
de un caso, ha llevado a que el sistema fun-
cione durante períodos muy cortos porque
quienes integran el ente administrador care-
cen de conocimiento sobre la tecnología que
reciben y sobre cómo administrar el sistema.
En estas condiciones es frecuente encontrar
problemas como:
• Tecnologías que las comunidades no
pueden sostener porque están fuera del
alcance de su capacidad de pago
• Tecnologías que las comunidades no
saben operar
• Tecnologías sobredimensionadas en las
cuales un mejoramiento en las prácticas
higiénicas puede ser más eficiente que la
solución tecnológica
• Falta de una visión integral entre agua,
saneamiento e higiene
• Malos diseños porque se copia lo que
se ha hecho en otro lugar o porque se
carece de los conocimientos necesarios
sobre la tecnología
• Errores de construcción que en lugar
de solucionar problemas los ocasionan
(tanques de almacenamiento a los
cuales no llega el agua porque están en
cotas más altas que la planta; unidades
sanitarias que están en cotas más bajas
que los alcantarillados; unidades de
filtración por las cuales se sale el agua en
lugar de retenerla, etc.)
• Obsolescencia de buena parte de la
infraestructura con la que cuenta la zona
rural; redes de distribución con más de 50
años, etc.
• Sesgo androcéntrico en el manejo de la
tecnología, pues la sociedad patriarcal
en la que vivimos considera que los
asuntos tecnológicos se deben manejar
fundamentalmente por los hombres
• Proyectos de agua y saneamiento sin
un manejo de la educación en higiene,
donde el agua potable se contamina en la
vivienda por errores en su manipulación.
UNA ALTERNATIVA AL
ENFOQUE TECNICISTA
“Aprendí a valorarme y a valorar a los demás y que
uno tiene que luchar por lo que quiere, por nuestro
acueducto”.