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• Agencias de cooperación o instituciones de desarrollo internacio-
nales.
• Instituciones de gobiernos (nacionales, estatales o municipales /
departamentales) que cumplen con los lineamientos de progra-
mas de desarrollo (ambientales, sociales, económicos, culturales).
• Organismos operadores o instancias municipales/departamenta-
les responsables de la gestión y provisión de servicios de agua y
saneamiento a nivel local.
• Organismos civiles, sociales o ciudadanos que gestionan proyec-
tos ante las instancias de gobierno correspondientes.
• Grupos comunitarios que logran colocar sus demandas y son
atendidos por instancias gubernamentales.
En cualquier caso, el conocimiento del contexto es indispensable para la va-
lidación del proyecto, su adecuación e incluso para su replanteamiento total.
En esta primera fase es importante asegurarse que el problema que se busca
resolver ha sido correctamente caracterizado y que un conjunto de actores
clave, lo identifican como tal. Los gestores públicos deben ser conscientes de
que su visión del problema es sólo una de las posibles y preguntarse cómo
entienden el problema otros actores y usuarios/as directos (Tamayo, op.cit.).
En otras palabras, es preciso indagar si la población a la que está dirigido el
proyecto, percibe que los objetivos corresponden con sus necesidades e in-
tereses y que las entidades responsables de su implementación consideran
que el planteamiento es adecuado y que cuentan con las capacidades para
involucrarse. Desde un enfoque de género, este sondeo debe garantizar que
las necesidades básicas y los intereses estratégicos de las mujeres sean to-
mados en cuenta e incluir sus formas de entender y plantear los problemas
de agua y saneamiento.