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La evaluación, al igual que el monitoreo, demanda un procesometodológico
orientado a establecer sus alcances. Es recomendable hacerse las siguien-
tes preguntas al inicio de la fase de evaluación: ¿Para qué evaluar? ¿Qué
evaluar? ¿Cuándo evaluar? ¿Quién evalúa? ¿Cómo evaluar? Las respuestas
posibilitarán que la evaluación realmente logre medir el grado de pertinen-
cia, efectividad y eficiencia del proyecto y facilitará la toma de decisiones
para la mejora o modificación de aquellos aspectos que lo requieran.
Existen varios modelos de clasificación de la evaluación, entre ellos la
evalua-
ción ex–ante
, que evalúa el diseño del proyecto en términos de coherencia
interna, midiendo que los objetivos específicos se alineen con los generales
y las actividades estén orientadas al cumplimiento de los objetivos específi-
cos. Esta evaluación se efectúa en la fase de diseño del proyecto para dotarlo
de congruencia. La
evaluación de seguimiento o control
tiene el propósito de
comparar el nivel de avance de las actividades del proyecto para establecer
las posibles desviaciones, indagar las causas y decidir las acciones correctivas
pertinentes. Finalmente, la
evaluación ex–post
se realiza un tiempo conside-
rable después de concluido el proyecto, con el objetivo de medir el impacto del
mismo en la población objetivo. Desafortunadamente, no es frecuente la rea-
lización de este tipo de evaluación debido a la falta de interés por parte de las
instancias promotoras o ejecutoras, quienes no destinan fondos para finan-
ciarla, pues su realización es recomendable llevarla a cabo alrededor de 5 a 10
años después de concluida la intervención (Fajardo, 2004; Fernández, 2008).
Ruiz (2011) sugiere algunas preguntas guías orientadas a acompañar al
proceso de evaluación del proyecto desde el enfoque de género.
s
s
¿Cómo utilizan las mujeres los nuevos recursos con respecto a
los anteriores o tradicionales (los existentes previamente a la
implementación del proyecto)?
