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Derecho y responsabilidad por el agua
Sobre la relación general del hombre y el
agua en la naturaleza y en la sociedad
El agua es un elemento ubicuo, protagonista de la naturaleza y de la socie-
dad. Está en todas partes y con todo se combina; es fuente literal de símbolos
y cultura de sueños y de mitos, de unión y dispersión, instancia de vínculo.
El agua es el elemento más favorable para ilustrar los temas de combinación
de los poderes. ¡Asimila tantas sustancias! ¡Atrae tantas esencias! Recibe con
igual facilidad materias contrarias, el azúcar y la sal. Se impregna de todos los
colores, de todos los sabores, de todos los olores. Se comprende, pues, que el
fenómeno de la disolución de los sólidos en el agua sea uno de los principales
fenómenos de esta química ingenua que sigue siendo la química del sentido
común y que, con que se sueñe un poco, es la química de los poetas (Bachelard,
1997: 144).
Las significaciones del agua califican lo que somos: vida, cultura, persona.
Desde esa triple dimensión, nos relacionamos con los elementos de la natu-
raleza por mediación de las ideas y simbolizaciones que aprendemos desde
la cultura en la que nos criamos (Lévi-Strauss, 1972: 39). Si bien no se con-
cibe a la naturaleza en ausencia de ninguno de esos elementos, sin agua,
repitamos el lugar común, la vida es inconcebible. Pero en el agua, además,
se define la pauta de la complejidad. El agua en sus orígenes, en sus efectos
y en sus interacciones es emblemáticamente compleja. Está en la base de
la organización de la vida y de la sociedad, se encuentra en la motivación
tecnológica originaria igual que en la inspiración de las religiones y del pensa-
miento simbólico. En el agua, del agua y por el agua nace nuestra identidad.
El vórtice, resultado de dos fuerzas lineales que se encuentran, se oponen
y se funden, ese fractal de las galaxias que comparte con el viento, está en
su
éthos
. Y lo está la corriente, que es su primer impulso, el de avanzar,
esparcirse y retornar, el ir y venir del mar al mar, su reunión, su encuentro,
su conformación, su estar originario, su ser. El agua es el Ser en su primera
advocación vital. El agua es violencia, fuerza, escándalo. Pero es también
serenidad, paz, reposo, estabilidad, tranquilidad: energía potencial y activa.
En el ciclo hidrológico se expresan todos los atributos del agua, conviven
sus opuestos interiores, se atan y desatan, se oponen y complementan. El