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Tecnología y Ciencias del Agua
, vol. VIII, núm. 1, enero-febrero de 2017, pp. 5-20
Minaverr y,
Consumidores y usuarios del servicio del agua en Argentina. Enfoques jurídicos
•
ISSN 2007-2422
de agua potable a la mayor cantidad posible de
personas (De Bianchetti, 2010).
Por esa razón, debe prestarse especial
atención a la fuente del agua que consumimos
diariamente, pues forma parte de esa minoría
que es dulce y no debe ser sometida al proceso
de desalinización, lo cual supondría altos costos
económicos y una gran contaminación.
Uno de los temas de mayor preocupación
en el ámbito de las ciencias ambientales y del
mismo derecho ambiental es el notable deterioro
y disminución de los humedales y de las aguas
subterráneas, teniendo en cuenta que una de sus
causantes es el fenómeno del cambio climático
(Minaverry, 2012).
Para el caso particular de la Provincia de
Buenos Aires, en Argentina, la situación de la
disponibilidad hídrica superficial (dejando de
lado las fuentes subterráneas y de los glaciares)
es muy abundante, pues se puede acceder
fácilmente al Río de la Plata (Secretaría de Am-
biente y Desarrollo Sustentable, 2012). Esto le
da ventaja en relación con otras zonas del país,
como es el caso de algunas provincias ubicadas
en el norte y centro.
De acuerdo con los datos arrojados por el
Censo Nacional de Población, de Hogares y de
Viviendas de 2010, una gran cantidad de las per-
sonas del país que tienen acceso al recurso del
agua lo hace a través de la red pública; para el
año 2010, esta modalidad se había incrementado
en un 26.64%. En 2001, unas ocho millones de
personas accedían a través de la red pública al
agua potable, y en 2010 la cantidad de ciudada-
nos había ascendido a diez millones.
Sin embargo, según fuentes del Banco Mun-
dial, actualmente la población del país asciende
a 43.416 millones de personas al 2015, por lo que
todavía existe un segmento de gente muy im-
portante que debe satisfacerse con este servicio
lo antes posible.
En el ámbito internacional han surgido una
serie de instrumentos vinculantes y no vincu-
lantes (que analizaremos posteriormente con
mayor profundidad), que han brindado diver-
sos aportes, los cuales en muchos casos fueron
y serán incorporados en el futuro por parte de
la normativa interna de diversos países, como
ocurrió con Argentina.
Sin embargo y teniendo en cuenta que la
mayoría de los casos de los servicios públicos
del agua se fue privatizando a partir de la dé-
cada 1990 en América Latina, debe destacarse el
caso de Uruguay, que pudo evitar esta situación.
Desde 2002 se logró modificar dicha tendencia
regional y se consolidó una visión alternativa
fundada en la noción de que se trata de un de-
recho humano fundamental, y en una estrategia
de gestión participativa del agua y del territorio
que la produce (Domínguez, Achkar, & Fernán-
dez, 2013).
En este sentido, la encíclica
Laudato si’
de
Francisco I de 2015 afirma que: “Si nos acer-
camos a la naturaleza y al ambiente sin esta
apertura al estupor y a la maravilla, si ya no
hablamos el lenguaje de la fraternidad y de
la belleza en nuestra relación con el mundo,
nuestras actitudes serán las del dominador, del
consumidor o del mero explotador de recursos,
incapaz de poner un límite a sus intereses inme-
diatos” (Papa Francisco, 2015).
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(2015-2030) —en específico en el número 12—
establecen que se deben garantizar modalida-
des de consumo y de producción sostenibles.
Puntualmente, una de sus metas se vincula
de forma directa con la temática del presente
y afirma que: “para el 2030, se deberá lograr
la gestión sostenible y el uso eficiente de los
recursos naturales”.
Además, el Objetivo 6 menciona que se
deberá
“garantizar la disponibilidad de agua
y su gestión sostenible y el saneamiento para
todos”. Una de las metas que se relaciona más
con lo analizado aquí exige que para “para
2030, se deberá aumentar sustancialmente la
utilización eficiente de los recursos hídricos en
todos los sectores, y asegurar la sostenibilidad
de la extracción y el abastecimiento de agua
dulce para hacer frente a la escasez de agua y
reducir sustancialmente el número de personas
que sufren la misma”.
El aspecto de la sustentabilidad aplicado al
servicio del agua resulta ser clave en su gestión.