Vol. VIII, núm. 1, enero-febrero de 2017
ISSN 2007-2422
Portada
: arroyo La Estanzuela, Nuevo León, México.
Las variaciones del clima y las actividades humanas
están involucradas directamente con el incremento de la
desertificación, así como con el deterioro de los ecosistemas,
la reducción del potencial biológico y la pérdida de la
biodiversidad, principalmente en las zonas áridas del planeta.
El 64.03% del territorio mexicano mostraba ya señales de
desertificación a finales de la década de 1990, siendo la sequía
el factor principal, actuando como detonador; otros factores
involucrados que destacan son la agricultura (el mal uso de
tecnología, abuso de pesticidas, mal manejo de riego, conflicto
por tenencia y uso de tierras, entre otros); ganadería y pastoreo;
actividades forestales no sustentables; desarrollo urbano, y
cambios de uso de suelo. Los modelos de cambio climático
indican un aumento en el riesgo de desertificación por erosión
hídrica. El desarrollo sostenible, la protección del suelo, la
conservación del agua, la búsqueda de cultivos tolerantes
a la sequía y el uso eficiente de la energía son algunos de los
objetivos de las políticas de adaptación ante este fenómeno. Ver
el artículo “Disponibilidad hídrica bajo escenarios de cambio
climático en el Valle de Galeana, Nuevo León, México” de
Thania G. López-García, Mario G. Manzano y Aldo I. Ramírez
(pp. 105-114).
Foto
: Mario G. Manzano.
