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cojolites. Después de caminar un rato vemos de nuevo al río, sobre él flotan toda clase de hojas,
insectos y animales muertos, ramas y enormes trocos arrastrados por la corriente.
La lluvia ha cesado y sobre nuestras cabezas un sol inclemente convierte rápidamente en vapor, El
agua, la lluvia que cae por horas, minutos o segundos sobre la selva, ha cesado, ahora el calor nos
sofoca, nos abruma, estamos ensopados, cuando levanto la vista una enorme águila que volando sobre
nosotros, como si fuéramos su próxima presa, desde las alturas sigue, en círculos nuestro, viaje.
-Es una hermosa águila arpía, dice el viejo. Era uno de los símbolos preferidos de nuestros ancestros
mayas, nahuas, aztecas.
Mientras el viejo habla, vemos pasar y escuchamos cantar a otras aves: el pavón, el quetzal, , el pajuil,
el loro cabeza azul, guaqueque, la tangara de alas azules.
-Muchos de estas aves nomás las podemos encontrar en esta selva y otros nada más en fotografías,
cazadores y pajareros los han exterminado.
-¿Y los anímales, los insectos, las plantas de aquí serán endémicos? Pregunta alguno.
-Yo no lo sé, dice el viejo, alguien ha de saberlo. Habría que preguntar.
-Aparte de las aves ¿Conoce los mamíferos, insectos y reptiles, de este lugar?
-Algunos, no todos, contesta el guía, por ejemplo ¿Ustedes conocen al armadillo? ¿Al oso hormiguero
arborícola y el oso hormiguero dorado?
-¿No?
-A ver levante la mano quien conozca al tepezcuintle, al guaque alazán, al puerco espín, el conejo
tropical y las ardillas.
-Pongan cuidado porque en cualquier momento pueden toparse con una zorra gris, o con un
cacomixtle, con el mapache, el coatí, la martucha o con el mico de noche, la comadreja, vive también
en esta selva.
-Por aquí vive un animal llamado el viejo del monte, yo no lo conozco, también, y tengan cuidado puede
parecer un zorrillo espalda blanca, la nutria, el tapir, los pecarí de collar y el de labios blancos, y hay
quien dice que en esta selva hay dos tipos de venado el temazate y el cola blanca.
-¡Cuidado con meterse al río! Grita al viejo, ni siquiera toquen el agua, ¡Puede haber un cocodrilo!
¡No se separen! ¡Aquí hay animales peligrosos! Pueden estar entre las hierbas, escondidos, esperando
para atacar, el yaguarundí o leoncillo, el tigrillo o margay, el ocelote, el puma y el jaguar.
-Usted nomás quiere asustarnos,- le digo al viejo. No termino la frase, cuando un poderoso rugido nos
pone a todos los pelos de punta.
Asustados corremos y quién sabe cómo, terminamos todos en el río, la corriente nos arrastra,
luchamos por llegar a la orilla, un tronco pasa a nuestro lado, nos aferramos a él, en los rápidos somos
tragados por la corriente y cuando estamos a punto de ahogarnos, somos arrastrados violentamente
hacia la orilla opuesta. Uno a uno, asustados y empapados vamos saliendo del río chorreando agua por
todos lados.
-¡Fuera del agua todos! ¡Nadie se quede en el agua! ¿Quién falta? el viejo desde la orilla, nos da la mano
ayudándonos a salir del río.