mundial. Al evaluar los resultados de
los Objetivos de Desarrollo del Mile-
nio, la Organización de las Naciones
Unidas reconoció que: el agotamien-
to de los recursos naturales y efectos
negativos de la degradación del medio
ambiente, incluidas la desertificación,
sequía, degradación del suelo, escasez
de agua dulce y pérdida de biodiver-
sidad aumentan y exacerban las difi-
cultades a que se enfrenta la humani-
dad. El cambio climático es uno de los
mayores retos de nuestra época y sus
efectos adversos menoscaban la capa-
cidad de todos los países para alcan-
zar el desarrollo sostenible. Peligra la
supervivencia de muchas sociedades y
de los sistemas de sostén biológico del
planeta (Asamblea General de Nacio-
nes Unidas, 2015).
La tarea aún es enorme y el reto princi-
pal es la sostenibilidad. Así, se fijó una
nueva Agenda al año 2030, en la que
se acordaron 17 Objetivos de Desarro-
llo Sostenible que aspiran, entre otros
aspectos, a poner fin al hambre y lograr
la seguridad alimentaria; promover
agricultura y modalidades de consumo
y producción sostenibles; garantizar la
disponibilidad, saneamiento y gestión
sostenible del agua; adoptar medidas
para combatir el cambio climático, así
como restablecer y promover el uso
sostenible de los ecosistemas terres-
tres, gestionar los bosques de forma
sostenible, luchar contra la desertifica-
ción, detener e invertir la degradación
de las tierras y poner freno a la pérdida
de la diversidad biológica.
Para alcanzar estos ambiciosos objeti-
vos al 2030, así como para al menos
acercarnos a la visión al 2050 antes re-
ferida, será muy importante contar con
información y mediciones confiables;
desarrollar investigaciones, estudios y
análisis que permitan tomar mejores
decisiones; concientizar y educar a
la población; cambiar nuestros hábi-
tos y formas de producción y consu-
mo; establecer políticas públicas con-
gruentes y bien articuladas; entender
patrones no evidentes del deterioro
ambiental, abatimiento y contami-
nación de los recursos hídricos y del
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