que el recurso se comparta de
forma más equitativa
• La gestión y adaptación al cam-
bio climático basada en ecosis-
temas han generado resiliencia.
• Hay patrones sostenibles de pro-
ducción y de consumo de bie-
nes, y se lleva una contabilidad
consistente y transparente de los
flujos de agua en la economía y
en el ambiente, que proveen in-
formación clara y relevante so-
bre sus impactos.
• El agua tiene especial considera-
ción a lo largo de toda la cadena
productiva en todos los sectores.
• Se integran medidas como la
captación de agua de lluvia y el
reúso de aguas residuales.
• Los mercados globales y flujos
de comercio se monitorean me-
diante un esquema de certifica-
ción que asegura que los pro-
ductos con altos requerimientos
de agua son exportados de áreas
con disponibilidad o con menor
estrés hídrico.
• Se reconoce el valor económi-
co del agua y las empresas to-
man en cuenta las implicaciones
de sus acciones en los recursos
hídricos.
• Hay mecanismos explícitos,
transparentes y equitativos de re-
gulación para la asignación, dis-
tribución, acceso y gestión del
agua, sin riesgos de corrupción.
• Las principales cuencas y acuífe-
ros transfronterizos se manejan de
manera colaborativa, llevando a
mejoras en la calidad y condicio-
nes ecológicas, así como en las
relaciones entre países vecinos.
• La gobernanza del agua es flexi-
ble, incluyente, ejemplo de coo-
peración y de diálogo y partici-
pación en todos los niveles.
• Los gobiernos se basan en la ges-
tión integrada del recurso y ha-
cen las inversiones necesarias.
• Se cobran y pagan tarifas equita-
tivas por el agua.
• La equidad, no discriminación,
participación y rendición de cuen-
tas se han convertido en los princi-
pios de la gobernanza hídrica.
• Las legislaciones en materia de
agua han integrado un enfoque
basado en derechos humanos.
• “Llegar no fue sencillo”.
Desde luego que llegar a un esce-
nario así no será fácil y requerirá un
gran esfuerzo y compromiso a escala
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