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CONGRESO IMTA 2013
Introducción
Tradicionalmente se ha considerado al
agua como un recurso nacional o, en el
caso de cuencas compartidas, internacio-
nal, pero difícilmente se reconoce el agua
como un recurso global. Incluso se reco-
mienda, para una buena gobernanza, que
las decisiones de asignación de los recur-
sos hídricos sean tomadas al nivel apro-
piado más bajo, atendiendo al principio de
subsidiariedad. Los especialistas en recur-
sos hídricos normalmente abordan la de-
manda de agua en función de las necesida-
des de los usuarios de la región de que se
trate, sin tomar en cuenta la demanda de
productos de exportación. Por otro lado,
los economistas usualmente no conside-
ran las implicaciones del comercio inter-
nacional para el sector agua. No obstante,
el intenso comercio de agua virtual y sus
consecuencias, tanto en los países expor-
tadores como en los importadores, hacen
necesario estudiar más a fondo la relación
entre el comercio de agua virtual, escasez
de agua y soberanía alimentaria.
Es un hecho que grandes volúmenes de
agua se emplean y contaminan para pro-
ducir bienes de exportación. Sin embar-
go, las reglas del comercio internacional
no toman en cuenta el uso sostenible del
agua en los países productores, bajo el
principio de “no discriminación”, entre
productos similares. El comercio de agua
virtual, a través de productos con altos re-
querimientos hídricos, no sólo genera un
importante consumo de agua en los paí-
ses exportadores, sino que además tiene
una serie de costos sociales y ambientales
que muchas veces se pasan por alto y no
se reflejan en el precio que pagan los paí-
ses importadores. Por otro lado, para los
países importadores, el comercio de agua
virtual constituye un “ahorro” de agua,
que no tuvieron que utilizar para obtener
los bienes en cuestión, a costa de una ma-
yor dependencia del exterior y una menor
soberanía alimentaria. Esto último puede
ser inevitable en el caso de naciones con
insuficientes recursos hídricos.
Los conceptos de agua virtual y de huella
hídrica parecen apuntar a un cambio de
paradigma en la Gestión Integrada de los
Recursos Hídricos y en las políticas hídri-
cas, agropecuarias y comerciales en todo
el mundo. Su estudio ayuda a identificar
cómo y dónde, el consumo en un lugar,
impacta los recursos hídricos de otro lu-
gar. La huella hídrica indica, además del
volumen de agua dulce empleado directa
e indirectamente para producir un bien, el
lugar preciso donde se obtuvo dicho vo-
lumen, especificando si se trató de agua
verde o azul, la contaminación que generó
y el lugar en que se consumió ese bien fi-
nalmente. De esta forma, permite visuali-
zar patrones y tendencias de uso del agua
–que tradicionalmente no eran tomados
en cuenta–, relacionándolos con los flujos
de comercio de agua virtual.
El comercio internacional puede ayudar a
conseguir un uso más eficiente del agua a
escala global si se exportan bienes de al-
tos requerimientos hídricos de una nación
con alta productividad hídrica (menor vo-
lumen de agua por tonelada de producto),
a una nación con menor productividad. Se-
gún un estudio sobre la huella hídrica de la
humanidad (Hoekstra y Mekonnen, 2012),
la producción agrícola contribuyó en un
92% a la huella hídrica total en el perio-
do 1996-2005. Una quinta parte de dicha
producción estuvo destinada a la expor-