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Prácticas de saneamiento
En el área de estudio se generan aguas residuales que pueden clasificarse
de tres formas, que ya hemos mencionado anteriormente: 1) las que son
desalojadas a través de la red de drenaje, 2) las que son desalojadas a cielo
abierto y a los canales de las chinampas, y 3) la que son depositadas en
fosas sépticas. Las viviendas que desechan el agua de la primera forma están
localizadas en el casco urbano de San Gregorio y en las zonas urbanizadas
de las cuatro colonias que forman el poblado, las cuales, debido a su
antigüedad, cuentan prácticamente con todos los servicios.
Los asentamientos más recientes de la zona chinampera descargan las
aguas sin tratamiento alguno a los canales que circundan las chinampas.
Esta práctica parece ser muy común, pues en las chinampas resulta más
práctico —y menos costoso— hacer una conexión del sanitario al canal que
construir una fosa séptica la cual, además, tendría que ser de muy poca
profundidad por las condiciones de los terrenos. Existe otro pequeñísimo
sector de la población ubicado en el área cerril que desaloja sus aguas a
cielo abierto en pequeñas barrancas, también sin tratamiento alguno. En un
último sector de la población de las áreas rurales y periurbanas –ubicadas
prácticamente en toda la parte perimetral de esa zona–, se construyen fosas
sépticas. Es así porque la distancia que hay entre las viviendas y la red de
drenaje es más o menos grande y porque el terreno es accidentado.
Aunque es notable la cobertura de las redes de drenaje, el sistema no
separa eficientemente el agua de lluvia de las aguas negras. Ello tiene, al
menos, dos efectos: el desperdicio de volúmenes importantes con que
podrían recargarse los acuíferos, y el no uso y contaminación de agua
que podría destinarse al mantenimiento de canales que alimentan a la
zona chinampera. En cambio, los canales se abastecen de aguas liberadas
por las plantas de tratamiento, pero también de aguas negras provenientes
de zonas urbanas que no tienen drenaje. Habría un impacto en la producción