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En la zona chinampera, una parte de las viviendas también se abastece
de agua de la red pública, pero otro porcentaje de la población lo hace desde
tomas clandestinas. En esta zona la compra de agua de pipa o camiones
cisterna es casi inexistente.
Se realiza captación de agua de lluvia, pero de manera muy limitada. El agua
que se capta de ese modo no es destinada al consumo humano, sino al uso pecuario.
En resumen, el acceso al agua está condicionado por la cobertura de la
red centralizada. Dado que ésta es insuficiente, las modalidades de acceso
al líquido abarcan desde el uso de tomas domésticas hasta el acarreo e
improvisación de tomas clandestinas.
La presión demográfica sobre el recurso hídrico se agudiza debido a la
expansión de asentamientos irregulares. Varios de ellos ocurren en terrenos de
topografía complicada, en la zona cerril, por ejemplo, o en terrenos que antes
eran ocupados por chinampas y fueron rellenados para crear asentamientos.
Ante ese panorama, el modelo más tradicional de uso y manejo del agua resulta
inadecuado no sólo para la zona de estudio, sino para toda la ciudad de México.
Ese modelo ha consistido en dos medidas extremas: sobreexplotar los mantos
freáticosyrealizar trasvasesdeaguadesdeotrascuencas.Laexplotaciónexcesiva
del agua subterránea ha agotado manantiales y ha producido hundimientos de
suelo. En la base de tal situación existe una planificación urbana inapropiada,
que no ha previsto ni resuelto con enfoques de sostenibilidad la coexistencia
de elementos ambientales (agua, bosques, suelo), sociales (organización,
participación, comunicación), económicos (producción, comercio, empleo),
políticos (rectoría del estado, sinergia entre instituciones) y culturales (valores,
información, conocimiento). El uso del agua de lluvia podría ser una alternativa
técnica, pero no se aplica en la actualidad extensivamente.
El agua potable que abastece a Xochimilco, en general, es potabilizada en
la planta de Santa María Nativitas, de donde se distribuye a la mayor parte
de la delegación.