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al problema, pues querrá decir que el proyecto sí atenderá a su solución.
Si el problema es la carencia de agua potable, el objetivo será el acceso. La
redacción debe ser precisa, por ejemplo, hay que señalar si se atenderá a
la totalidad o sólo a un porcentaje de la población de las localidades selec-
cionadas, si se han establecido prioridades o condiciones especiales para
aminorar desigualdades, etc. Las consideraciones de género pueden ex-
presarse de diversas maneras, como la priorización de hogares con jefatu-
ra femenina, la reducción del tiempo de trabajo doméstico no remunerado
de las mujeres, su inclusión en actividades no convencionales, etc. Bajo los
principios del derecho humano al agua y al saneamiento, el acceso al agua
potable debe cubrir los atributos de disponibilidad, calidad, asequibilidad,
etc. De otro modo deberán enunciarse con precisión las características de
dicho acceso: agua entubada y/o de fuentes mejoradas, bajo tandeo (o en
forma intermitente), dentro o fuera de las viviendas.
Las metas representan la materialización de los objetivos, son un fin tan-
gible y mensurable al cual se dirigen las acciones del proyecto. La formula-
ción de las metas contribuye a plantear de manera realista los alcances del
proyecto, pues cada una implica recursos, tiempo y procesos de gestión.
En este momento es conveniente compartir los resultados de los estudios
de factibilidad realizados durante el diagnóstico. Se trata de una redacción