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La cuenca del río Usumacinta
desde la perspectiva del cambio climático
tomate criollo y verde. Hay varias semillas. Así fue como nos fue
acercando las plantas de tomate. Pero el tomate rojo no pegó aquí
muy bien. Sólo una temporada se sembró, como unos cuatro o
cinco años, pero ya no se logró después, la tierra ya no dio. Más
paga lleva el tomate rojo, pero como tienen esa paguita, probaron
a sembrar el rojo. Pero fueron muchos que se levantaron con
ese apoyo del tomate rojo porque se vendía muy bien, valía.
Entonces procuraron sembrar, pero ahorita dejaron tirado el
rojo. Porque vino a darnos un ánimo, después vino a dar una
bajada, bajada, entonces como que fue habiendo más dificultad
en la tierra, mucha infección, mucha plaga para el tomate. Y
lleva mucho dinero. Por lo malo, lleva mucho dinero, es lo que
se hizo es perder. Cambiaron de idea, los tomateros que eran de
rojo, porque había muchas personas que de por sí procuran el
tomate y le dio una ventaja grande cuando se pudo. Pero muy al
principio el tomate rojo daba mucho. Yo también sembré como
unas mis ochocientas matas. Viera usted como estaba, unos
buenos tomates se dieron
(
entrevista con Carmelino Vázquez
Gómez, Ojo de Agua, 15 de febrero, 2012).
De los cultivos enunciados anteriormente, el de tomatillo fue
el que mayor éxito tuvo en el ejido y, en general, en los ejidos
del área de las lagunas de Montebello, ya que tradicionalmente
éste se ha cultivado como parte del sistema de milpa. Es preciso
señalar que la práctica tradicional del
pul-há
se ha transformado
en función de las condiciones del clima y las necesidades de la
población local. Los ejidatarios de Ojo de Agua han sustituido el
cultivo del maíz bajo esta modalidad por la siembra del tomatillo.
Hoy, este cultivo se ha convertido en una importante fuente de
ingresos para los productores. Otra razón por la cual este cultivo
se intensificó en el área, es que su implementación implica una
inversión considerablemente menor, comparada con la del tomate
rojo. Nuevamente, Carmelino explica:
Hay que comprar el líquido, perder tiempo, fumigar cada tres
o cuatro días, mucho más cuando el tiempo está mal. Hay que
buscar el tiempecito. Hay que irlo a fumigar. Porque si no, con el
frío le entra mucha plaga; hay que estar al pie con el tomate. Por