Tecnología y Ciencias del Agua - page 136

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Tecnología y Ciencias del Agua
, vol. VIII, núm. 1, enero-febrero de 2017, pp. 133-153
Galdos-Balzategui
et al
.,
Evaluación cuantitativa del riesgo microbiológico por consumo de agua en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México
ISSN 2007-2422
Introducción
Los peligros microbianos derivados del consu-
mo de agua tratada de manera no eficiente por
parte de los sistemas municipales se encuentra
ampliamente documentada (OMS, 2008). Los
riesgos para la salud relacionados con el agua
de consumo más comunes y extendidos son las
enfermedades infecciosas ocasionadas por agen-
tes patógenos como bacterias, virus y parásitos
(como protozoos y helmintos). Las asociadas
con su ingesta son de tipo gastrointestinal, como
las diarreicas, algunas de las cuales son incluso
mortales (Westrell, 2004).
Las enfermedades gastrointestinales son
uno de los principales problemas de salud en
México (Hernández-Cortez, Aguilera-Arreola,
& Castro-Escarpili, 2011). Si bien el país está
experimentando una transición epidemiológica
en algunas de sus entidades, la región sureste,
donde se ubica el estado de Chiapas, mantiene
tasas elevadas de morbilidad y mortalidad in-
fantil causadas por enfermedades infecciosas,
muchas de ellas de origen gastrointestinal. La
mala calidad del agua se identifica como uno de
los principales factores de riesgo de mortalidad
infantil por enfermedades infecciosas, junto
con la desnutrición (Stevens
et al
., 2008). Según
datos del Sistema Nacional de Vigilancia Epi-
demiológica (Sinave, 2012), Chiapas presenta
las tasas más altas de mortalidad infantil del
país por enfermedad diarreica aguda (EDA)
de 10.76/1 000 nacidos vivos, cifra tres veces
más elevada que la media nacional de 2.9/1 000
nacidos vivos.
México continúa enfrentando en la actuali-
dad diversos y severos problemas de abasteci-
miento de agua, como escasez y contaminación
(Sánchez-Pérez, Vargas-Morales, & Mendez-
Sánchez, 2000; Haro, Nubes, & Calderón, 2012).
La protección y vigilancia de los riesgos para la
salud derivados del consumo de agua entubada,
competencia de la Comisión Federal para la
Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris),
en la mayoría de casos se reduce a la cloración
de manera intermitente y al monitoreo de los
niveles de cloro residual (Cofepris, 2008). No
obstante, el país carece de información confia-
ble, producida de manera periódica, sobre la
calidad del agua para consumo humano.
El estado de Chiapas se conforma adminis-
trativamente por 122 municipios y cuenta con 37
plantas (31 de tratamiento de aguas residuales
y seis potabilizadoras) en operación, lo cual
denota una gran falta en infraestructura para el
manejo de las aguas residuales y para abaste-
cer de servicios de agua potable a la población
(Conagua, 2011). Además, una gran parte de
las plantas registran numerosos problemas
de funcionamiento. Según datos de 2011 de la
Comisión Nacional del Agua (Conagua, 2011),
de las 37 plantas en el estado, al menos 12 fun-
cionan de manera deficiente por azolvamiento
o por necesidad de reparación (en otras 19 de
ellas no se especifica su estado).
San Cristóbal de Las Casas es una de las
principales ciudades chiapanecas, pero carece,
al igual que muchas localidades, tanto de planta
de tratamiento de aguas residuales, como de
planta de potabilización (INIFAP, 2012). El único
tratamiento que recibe el agua entubada es des-
infección con cloro en los sistemas de bombeo y
conducción de los manantiales, específicamente
en los tanques elevados de almacenamiento
temporal que bombean el agua y en los cárca-
mos de bombeo. Esta práctica se lleva a cabo
de manera irregular por falta de cloro; no se
tratan todas las fuentes a diario y se estima que
la cantidad de cloro es insuficiente en muchos
casos (SAPAM, 2011). La calidad del agua po-
table de la ciudad se ve amenazada por falta de
tratamiento, y por la contaminación en la red de
distribución, debido a que opera a baja presión.
Dado que el suministro de agua a través de la
red es intermitente, todas las viviendas cuentan
con uno o varios tanques de almacenamiento.
La desconfianza de la calidad del agua de la
llave por parte de la población ha provocado un
cambio en el hábito hacia el consumo de agua
envasada, de la cual hay también evidencias
sobre mala calidad en buena parte de las marcas
comerciales (Haro
et al
., 2012).
Como puede observarse, el estado actual del
sistema de agua entubada supone una potencial
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