Estudio ecosistémico del lago de Pátzcuaro. Aportes en gestión ambiental para el fomento del desarrollo sustentable. Vol. II - page 102

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Estudio ecosistémico del lago de Pátzcuaro
tes (Álvarez-Noruega, 2004), el cambio de una
a otra ocurre en los machos maduros durante
las mudas semi-anuales. La forma sexualmente
activa se presenta después de la última muda
juvenil (Moctezuma-Malagón, 1996). Esta forma
más agresiva se distingue por crecimiento, en-
durecimiento y coloración de los primeros pleó-
podos, así como la presencia de los ganchos lo-
calizados en el esquió del tercer y cuarto par de
pereiópodos (Moctezuma-Malagón, 1996; Álva-
rez-Noruega, op. cit.). Los primeros quelípedos
son grandes y los conductos espermáticos están
llenos de espermátidas (Moctezuma-Malagón,
op. cit.). Esta primera forma es más abundante
durante la primavera (Hobbs, op. cit.), pero am-
bas están presentes durante todo el año (Rosas,
1976).
La segunda forma es sexualmente inactiva, se
caracteriza porque el primer pleópodo termina
en tres partes
,
el
proceso cefálico está ausente,
las estructuras terminales son espiniformes,
truncadas,
espatuladas o acanaladas. En el ma-
cho están presentes ganchos en los isquiopo-
ditos del segundo y
tercer par de pereiópodos.
Los maxilípedos del
tercer par tienen una fila de
dientes en el margen interno del isquiopodito.
La sección
montezumae
se caracteriza porque el
proceso mesial del primer pleópodo, en la pri-
mera
forma del macho es acanalado (Moctezu-
ma-Malagón, 1996).
En general, la fertilización no es inmediata, ya
que la hembra puede almacenar el esperma has-
ta más de seis meses. El desove se lleva a cabo
dentro de los túneles que construyen o encuen-
tran en su hábitat. Los huevos son expulsados a
través de un par de oviductos que se abren en
la base del tercer par de pereiópodos para ser
fertilizados (Rodríguez-Serna, op. cit.).
Una vez adheridos, la hembra se encarga de in-
cubarlos y con un movimiento constante de los
pleópodos crea una corriente de agua que ayuda
a airear y a eliminar los huevos muertos hasta
que eclosionan dos o tres semanas después, si
la temperatura se mantiene entre 20° y 25° C. A
medida que la temperatura disminuye el desa-
rrollo embrionario se retarda hasta detenerse a
10° C, en especies de zona templada (Rodríguez-
Serna, 1999). En general las hembras de mayor
tamaño llevan más huevos, pero esto varía tam-
bién según la época del año. En los Cambáridos,
en general, se presentan pérdidas de huevos por
diversas causas: falta de fertilización o de fija-
ción, abrasión con el sustrato, depredación, co-
rriente demasiado fuerte, escasez de alimento y
exceso de hembras (Hobbs, 1991).
La mayoría de los acociles se reproducen una
vez al año, pero hay al menos tres especies que
debido a las severas fluctuaciones hídricas de
sus ambientes naturales lo hacen al menos dos
veces, una larga y muy prolífera, la de verano-in-
vierno y otra corta y poco abundante, la de pri-
mavera:
Procambarus clarkii, Procambarus llama-
si
y
Cherax destructor,
los cuales pueden llegar
a reproducirse dos veces por año (Huner y Barr,
1984; Rodríguez-Serna, 1999; Gutiérrez-Yurrita y
col. 1999). El tiempo de eclosión de los huevos
de
Cambarellus patzcuarensis
es de 25 días (Ro-
sas, 1976), para
Procambarus clarkii
varia de 14 a
21 días y para
Procambarus blandingi
es de 17a 29
días (Huner y Barr, 1984; Gutiérrez-Yurrita 2000).
C. patzcuarensis
mantiene adheridos sus hue-
vos a sus pleópodos, 30 días después del apa-
reamiento, embriones a los 55 días, la primera
cría a los 75 días y la primera muda los 87 días,
observando diez mudas sucesivas hasta los 208
días (Rosas, 1976). El ciclo de vida de los acociles
se inicia con una larva zoea (Álvarez, 1996).
Morfología
Dependiendo del tipo de hábitat en el que se de-
sarrollan los acociles tienen ciertas adaptacio-
nes morfológicas en el caso de los habitantes de
lagos, riachuelos y grandes ríos, tiene grandes
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