2009 mostraron interés en la Huella
Hídrica por su relevancia al comparar
el desempeño ambiental de los pro-
ductos, pero sugirieron a la comunidad
hídrica actualizar la metodología de
evaluación de la Huella Hídrica para
alinearla con la de la ACV y promo-
vieron la expedición de la
Norma ISO
14046:2014, Gestión ambiental-Hue-
lla de agua-Principios, requisitos y di-
rectrices
, conforme a sus intereses,
tomando ventaja del término e interés
que la Huella Hídrica había desperta-
do en la comunidad internacional.
Mientras que la Huella Hídrica es un
indicador del uso del agua y su eva-
luación es un instrumento de apoyo a
la formulación de estrategias de ges-
tión sostenible del agua en las opera-
ciones y cadena de suministro a escala
de cuenca hidrográfica, el ACV es una
herramienta para evaluar y comparar
el impacto ambiental de diferentes
productos a lo largo de todo el ciclo
de vida de un producto o servicio des-
de la extracción de la materia prima
hasta su disposición final. Esta última
hace énfasis en los materiales y ener-
gía consumida, sobre todo en las emi-
siones de gases de efecto invernadero,
por lo que logra reportar la huella de
carbono de manera precisa; sin em-
bargo, cuando se trata del recurso hí-
drico, el análisis no es tan completo.
Los volúmenes de agua utilizados en
las diferentes etapas del ciclo de vida
de un producto o proceso se detallan
durante la etapa del inventario, mas
no existen métodos ni modelos que
evalúen el impacto provocado por el
uso del líquido. Las dificultades radi-
can en que su utilización, en muchas
ocasiones, no es consuntiva, sino parte
del ciclo hidrológico: por ejemplo, el
agua de lluvia que alimenta los cul-
tivos. Además, la disponibilidad de
agua dulce varía cada día alrededor
del mundo y diferentes calidades de
ella permiten usos distintos (Farell, Tur-
pin y Suppen, 2013)
El enfoque de la ISO 14046:2014, en
opinión de Hoekstra, no es un mejor
252