acreditar ese uso eficiente de confor-
midad con las
Reglas que establecen
la metodología para determinar el vo-
lumen de uso eficiente de aguas nacio-
nales
, que publicó la Comisión en el
Diario Oficial de la Federación
en fe-
brero de 2016. Entre los requisitos se-
ñalados en dichas reglas está la demos-
tración cuantitativa del uso eficiente
del agua, consistente en determinar la
diferencia del volumen utilizado antes
y después de efectuar inversiones en
uso eficiente del agua y la determina-
ción de Huella Hídrica azul directa
por unidad de producción, definida
como la cantidad de agua incorpora-
da al producto y/o consumida para la
producción de un bien o servicio, sin
considerar el agua utilizada para la ge-
neración de los insumos (Huella Hídri-
ca azul indirecta).
Este primer paso para incorporar la
Huella Hídrica en las políticas públi-
cas es muy importante, pudiendo abrir
camino para que en el futuro también
se incluya en la legislación en materia
de agua –actualmente en discusión–,
en la planeación hídrica y en las políti-
cas ambientales, agrícolas, comercia-
les, fiscales y energéticas.
10.5. De la Huella
Hídrica y la
“huella de
agua” ISO
14046:2014
Tras el surgimiento del concepto Hue-
lla Hídrica en 2002, se generó un gran
interés y se desarrollaron numerosas
investigaciones, estudios y aplicacio-
nes en muchos campos: cadenas de
suministro, uso eficiente, escasez, sos-
tenibilidad, cuencas, biocombustibles,
algodón, agricultura, etcétera, hacién-
dose evidente la necesidad de contar
con un estándar global. Así, en 2011,
la Water Footprint Network publicó el
Manual de evaluación de la Huella Hí-
drica: estableciendo el estándar global
(Hoekstra, Chapagain y otros, 2011).
Sin embargo, no faltaron las críticas.
Entre ellas, las provenientes de la co-
munidad de estudiosos del Análisis de
Ciclo de Vida (ACV), quienes desde
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