dencia coordinadora de sector y, sobre
todo, para su implementación, ya que
el agua toca todos los sectores de nues-
tro país, siendo insumo clave para mu-
chos de ellos. No obstante, su imple-
mentación como programa especial
no ha sido sencilla y deberá mejorarse
para poder enfrentar los retos princi-
pales relacionados con el agua: el uso
sostenible (que incluye los aspectos
relacionados con su calidad, así como
el agua para los ecosistemas); el uso
eficiente; el uso justo, equitativo; la
dependencia hídrica de las empresas
respecto a su cadena productiva y la
dependencia hídrica de las naciones
respecto a otras naciones.
Como se resaltó al concluir el curso
mencionado párrafos arriba, la políti-
ca hídrica es clave para una economía
sana, pero además
la política hídrica
es más que política hídrica
: es la inte-
gración de consideraciones hídricas en
otros dominios de las políticas públicas
(Vázquez del Mercado y Uribe, 2015).
Especialmente, siendo la agricultura el
principal usuario del agua, la política
agrícola es muy relevante para lograr
un cambio en la gestión hídrica en el
país. La Huella Hídrica debe servir a
los tomadores de decisiones sobre
política agropecuaria como una he-
rramienta para fomentar el desarrollo
sostenible, ya que brinda información
sobre la sostenibilidad de algún cul-
tivo o sistema pecuario en una zona,
su competitividad en términos de efi-
ciencia y productividad hídrica, y su
importancia relativa con relación a las
condiciones de disponibilidad de agua
de la región en que está situado. En
contraparte, puede ser útil para con-
dicionar concesiones a la eficiencia
dentro de una cadena o sistema pro-
ductivo, o bien, para diseñar políticas
de adopción de tecnología, reconver-
sión de cultivos e, incluso, como me-
dida restrictiva hacia aquellos sistemas
o cadenas productivas que sean in-
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