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Los orígenes. El sueño detrás de la fundación del IMTA
papel central, dirigido por Santiago Funes,
consultor de la FAO, argentino. Entre él y
Jorge Martínez y otros colegas de comu-
nicación apoyaron muchísimo, hasta fa-
bricaron el módulo de aplicación, que iban
y filmaban. Los propios campesinos, con el
apoyo de algunos asesores, eran los que
formulaban el guion, luego hacían la pro-
ducción, y con eso iban y capacitaban a
sus colegas campesinos.
El Proderith se forma en la época de la
Comisión del Plan Nacional Hidráulico,
y cuando pasa al IMTA entonces me
costó un trabajo convencer a Manuel de
que tomara también Riego y Drenaje,
porque él estaba feliz con su programa;
bueno, después sé que se arrepintió de
no haber querido, pues la Coordinación
de Tecnología de Riego y Drenaje fue la
base, con el apoyo de la Coordinación
de Comunicación, de conceptualizar y
después apoyar la descentralización y
transformación de los distritos de riego
en entes autónomos. Y esto fue algo muy
importante en México.
Manuel Contijoch Escontria
El país tiene grandes desequilibrios regio-
nales, grandes desequilibrios sectoriales,
grandes desequilibrios familiares. Una
forma de atender eso era llevar la políti-
ca hidráulica, que había sido muy exitosa
para desarrollar el norte del país, al su-
reste de México, y se creó lo que cono-
cimos después como Proderith, que es
una medicina que se toma en cápsulas,
que requiere trabajar los aspectos socia-
les, los aspectos técnicos, los aspectos
hidráulicos, los aspectos productivos, con
una visión integral dentro de un marco de
desarrollo rural en el trópico húmedo de
México.
Santiago Funes
Las operaciones de la primera etapa
comenzaron a partir de un ejercicio di-
fícil en una región que después habría
de llamarse Tantoán, Santa Clara, en
una zona de reforma agraria y reasen-
tamiento en Tampaón, en el sur de Ta-
maulipas. Clodomir Santos de Morais fue
el jefe del equipo de la FAO, y se ocupó
de organizar la formación de los jóve-
nes ingenieros, ingenieros agrónomos y
extensionistas que habrían de trabajar
en terreno, principalmente en un curso
de breve duración (“laboratorio”, se lla-
mó) en las cercanías de San Cristóbal, en
Chiapas.
En Tampaón comenzamos a realizar expe-
riencias de comunicación rural (José Luis
Meléndez, Jorge Martínez, Luis Hernán-
dez y Lázaro Cano estuvieron en el grupo
inicial de comunicación rural Proderith).
Montamos la primera “unidad móvil de
comunicación para el desarrollo” en un
pequeño camión que se conoció como La
Hormiga, lentísimo y frágil. Las historias
campesinas, de cuya importancia Arturo
Warman nos había alertado en ocasión de
un trabajo previo en el oriente de Morelos,
comenzaron a fluir hacia nosotros, y por
nuestro intermedio hacia las comunidades
rurales.
Los llamados proyectos piloto de Prode-
rith estaban en pleno desarrollo, culmi-
nando exitosamente en 1984, y se pre-
paraba el diseño de la segunda etapa del
programa, cuyo documento de síntesis me
tocó integrar en una vieja máquina IBM de
esfera, cuando sobrevino el terremoto de
septiembre de 1985.
Acerca de la construcción de las
instalaciones del IMTA
En Jiutepec, municipio conurbado con Cuernavaca,
Morelos, cerca de dos inmuebles rentados por el
IMTA se localizaba un terreno casi de 20 ha que era
patrimonio federal y estaba asignado a la SARH.
También, una parte del terreno pertenecía a la
Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología y tenía
instalada una pequeña estación de fauna silvestre.
