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Dimensionamiento de lagunas de estabilización
nacionales. En la
y
se indican los
valores máximos de contaminantes que pueden ser
descargados a los diferentes cuerpos receptores.
4.8. LOCALIZACIÓN Y
DISPONIBILIDAD DEL
TERRENO
PARA LA
CONSTRUCCIÓN
DE LA PLANTA DE
TRATAMIENTO
Para la selección del terreno donde será construi-
da una planta de tratamiento, es prudente consi-
derar lo siguiente:
• Debe existir terreno
suficiente y de
bajo costo.
• De preferencia el terreno debe estar
localizado cerca de donde se tenga
proyectado reutilizar el agua tratada
(cuerpo receptor). Lothar (1980) re-
comienda que la elección del terreno
para el sistema lagunar se localice en
áreas donde no estén sujetas a co-
rrientes pluviales. Por otro lado, es
importante considerar el diseño de
un sistema de desvío para las aguas
pluviales antes de ingresar a la plan-
ta de tratamiento. Lo anterior, con el
propósito de proteger el sistema bio-
lógico de tratamiento y los bordos.
• Es recomendable que el terreno sea
ubicado
con respecto a la topografía
; lo
anterior, con el fin de excluir el uso de
bombeo. Esta acción permitirá evi-
tar costos en la operación y mante-
nimiento por el consumo de energía
eléctrica (Lothar, 1980; Oakley, 2005).
•
El terreno debe localizarse en las áreas
más bajas
, tomando como referencia
el sistema de alcantarillado y drenaje
de toda la ciudad o comunidad bajo
estudio. Es decir, el gasto debe fluir
por gravedad hasta el terreno donde
se ubica la planta de tratamiento
(Oakley, 2005).
• Rolim (2000) recomienda que el
terreno seleccionado para la planta
de tratamiento cuente con una pen-
diente suave para minimizar el movi-
miento de tierra y bajar los costos de
construcción.
• Cuando las lagunas de estabilización
se ubiquen cerca de los aeropuertos,
se recomienda considerar una distan-
cia de por lo
menos dos kilómetros
,
con el propósito de evitar que aves
atraídas por las lagunas puedan oca-
sionar accidentes (Oakley, 2005).
• El terreno para las lagunas debe
localizarse considerando los
vien-
tos dominantes
; es decir, no deben
dirigirse en dirección a las vivien-
das. Rolim (2000) recomienda que
las lagunas anaerobias y facultati-
vas (las que pueden generar olores
desagradables si son mal operadas),
deban ubicarse a un mínimo de