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Atlas de vulnerabilidad hídrica en México ante el cambio climático
EnelMéxicoprerrevolucionario, el desarrollode las zonasde riego fueesencialmente
de carácter privado. Posteriormente, la consolidación de los gobiernos federales,
al finalizar el periodo revolucionario y la promulgación de la ley sobre irrigación en
1926, permitieron la creación de la Comisión Nacional de Irrigación para impulsar
el desarrollo de la agricultura de riego. En el periodo de 1926-1931 se realizaron
importantes inversiones que dieron inicio a los grandes distritos de riego. En 1931
se estableció el primer distrito de riego en Pabellón, Aguascalientes, abastecido
por la presa Plutarco Elías Calles. Actualmente, México cuenta con 85 distritos de
riego que cubren 54% de la superficie de riego y 39,000 unidades de riego que
cubren la superficie de riego restante (Conagua, 2010). La distribución actual de
las unidades y distritos de riego se muestra en el mapa 5.1.
La agricultura de riego ha sido un factor importante para el desarrollo del país.
México ocupa el sexto lugar mundial en superficie agrícola con infraestructura
para riego, estimada en 6.5millones de hectáreas (Conagua, 2010). Sin embargo,
desde la década de los años setenta, únicamente se cultivan, en promedio, cinco
millones de hectáreas (figura 5.1), que incluye segundos cultivos. El porcentaje
promedio de segundos cultivos en los últimos veinte años es del orden de 11% de
la superficie física de riego anual cultivada, estimada en 4.4 millones de hectáreas,
que representa 68% de la superficie agrícola con infraestructura de riego.
La agricultura de riego reporta una siniestralidad de 3.5% en los últimos 33 años
agrícolas, mientras que para la agricultura de temporal o secano es de 14.7%
(figura 5.2). Lo anterior obedece a una mayor dependencia de la agricultura de
temporal por la cantidad y distribución de la lluvia y por el paquete tecnológico
usado. Una mayor variabilidad y menor distribución de la precipitación impactarán
en los cultivos de temporal, incrementando su siniestralidad.
Marco metodológico
En los sistemas de producción agrícola intervienen factores físicos, químicos
y biológicos, así como factores socioeconómicos e institucionales (Loucks y
Figura 5.1 Evolución anual histórica de la superficie cosechada por modalidad
(elaboración propia con datos del SIAP, 2013; Conagua, 2013).
Figura 5.2 Siniestralidad de la agricultura por modalidad (Elaboración propia con
datos del SIAP, 2013).
Van Beek, 2005). Un sistema de producción agrícola incluye tres subsistemas
interdependientes:
• El subsistema natural (SN) contiene los procesos físicos, químicos y
biológicos.
• El subsistema socioeconómico (SSE) incluye las actividades sociales
(humanas) relacionadas con el uso de sistemas de producción agrícola.
• El subsistema institucional (SI) involucra el contexto legal, regulatorio
y organizacional donde ocurren los procesos de decisión, planeación y
manejo agrícola.
En la figura 5.3 se muestran los tres subsistemas que interactúan en un sistema
de producción agrícola.
Figura 5.3. Interacciones en un sistema de producción agrícola (Loucks y Van
Beek, 2005).
El término vulnerabilidad se aplica en las disciplinas naturales y sociales, y se define
según la orientación y perspectiva del estudio. Indica el grado de fragilidad de un
individuo o sistema. En un contexto social y ambiental, la vulnerabilidad se refiere a
la pérdida potencial de una característica inherente del individuo (grupo o sistema),
o una función que combina la sensibilidad y la intensidad con la cual el individuo
o sistema es sensible. En este estudio la vulnerabilidad al cambio climático es
el grado en que un sistema agrícola es capaz de afrontar los efectos adversos
de dicho fenómeno, incluyendo la variabilidad climática y las características del
sistema que definen su sensibilidad y capacidad adaptativa para responder a
dichos cambios.
El IPCC (2001) señala que la vulnerabilidad es una función de tres componentes:
exposición (E), sensibilidad (S) y capacidad de adaptación (CA). La exposición se
define como la posibilidad de un sistema de quedar expuesto a un cambio ante una
posible situación desestabilizadora positiva o negativa. La sensibilidad se refiere
al grado en que un sistema responde a fluctuaciones del entorno. La capacidad
de adaptación está relacionada con la resiliencia. Se refiere a la capacidad de un
sistema para recuperar su estado inicial ante un cambio permanente o temporal
de su entorno. Los estudios de vulnerabilidad son la base para definir acciones
de adaptación y mitigación al cambio climático en regiones criticas detectadas
por interrelaciones de los componentes de vulnerabilidad, tal como se indica en
la figura 5.4.
Figura 5.4 Componentes para evaluación de la vulnerabilidad al cambio climático
(Gbetibouo y Ringler, 2009).
La vulnerabilidad (V) de un sistema al cambio climático se expresa a través de
sus dos componentes (figura 5.4): impactos potenciales (I), que representan la
magnitud del daño natural esperado cuando se conjugan determinadas condiciones
climáticas, y la CA, que representa la habilidad del sistema para soportar los
impactos, recuperarse o adaptarse al cambio climático. La vulnerabilidad es
función de I y CA; I es función de E y S; esta relación puede ser expresada mediante
la siguiente ecuación.
(5.1)
De acuerdo con la ecuación 5.1, a mayor impacto mayor es la vulnerabilidad;
mientras que, a mayor capacidad de adaptación, menor es la vulnerabilidad.