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La cuenca del río Usumacinta
desde la perspectiva del cambio climático
que vive principalmente en agua salada, pero que se aparea en
agua dulce) que penetra al Usumacinta (Rodiles com.pers., citado
por March, 2010).
La vegetación presente en la región de la gran cuenca del río
Usumacinta es de gran diversidad y comprende amplias zonas
de bosque templado, bosque mesófilo de montaña, importantes y
vastas zonas de selva tropical húmeda incluida la selva lacandona,
la región de pastizales que es selva destruida por políticas
públicas que fueron muy intensas a mediados del siglo pasado,
y hacia la desembocadura un gran delta con vegetación húmeda
y grandes extensiones de lagunas y pantanos (Rodríguez, 2010).
La biodiversidad de la vegetación en las zonas altas montañosas
es de las más ricas en la región. La selva Lacandona que aún no
tenía nombre en 1941, tiene una masa arbórea tan notable, que
cuenta con grandes árboles tupidos de hasta 35 mts. de altura.
La parte litoral de la cuenca es muy importante pues cuenta con
259 000 ha. de extensión; además de su gran tamaño posee un
valor ambiental a nivel nacional por la riqueza de sus humedales,
que constituyen la mayor área de hibernación de aves acuáticas
del Golfo de México, incluida la cigüeña caribú que es el ave
más grande del continente americano. Es en esta extensa área de
humedales donde se realiza un gran intercambio energético entre
la flora y la fauna (Toledo, 2011).
Contrastando con la enorme riqueza de sus bosques y selvas,
México experimenta mayores pérdidas que ganancias en cubierta
forestal. En la cuenca, la pérdida de bosques y selvas se debe
principalmente a la constante expansión de las poblaciones
humanas, a la deforestación por la explotación forestal y a
las actividades agropecuarias de las que resaltan la ganadería
extensiva y la siembra. En la parte baja en Tabasco, en donde las
actividades agropecuarias arrasaron prácticamente con las selvas,