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La cuenca del río Usumacinta
desde la perspectiva del cambio climático
y grandes plantaciones de palma de aceite. Según Conservación
Internacional –CI-(2006), en la parte mexicana entre 2001 y 2005
se registraron alrededor de 30 invasiones a las ANP ubicadas
en la Selva Lacandona, esa acción irregular (en lo agrario) atenta
contra la alta biodiversidad de la selva y además produce gases
efecto invernadero por la tala y quema de la vegetación.
La devastación de la gran selva maya en ambos países para inducir
un cambio de uso del suelo y desarrollar actividades agropecuarias,
forestales de monocultivo y neo-extrativismo, pone en riesgo la
diversidad biocultural de pueblos indígenas y no indígenas, así
como la mega biodiversidad de flora y fauna. Esta cuenca se
considera como una de las regiones más ricas del mundo en
biodiversidad, por ejemplo dentro del área denominada Selva
Lacandona se encuentra la Reserva de la Biosfera Montes Azules
(REBIMA), esta reserva sólo representa el 0.16% del territorio
nacional; a pesar de ser una pequeña superficie con respecto a la
nacional en esta reserva se encuentran representadas el 28.4% de
las especies de mamíferos de todo el país, 31.8% de aves, 11.7%
de reptiles, 8.8% de los anfibios y 14.4% de las especies de peces
de agua dulce (INE, 2000).
El factor histórico de anexión del actual territorio chiapaneco a
México, se constituye como impedimento para realizar acciones
conjuntas entre el gobierno mexicano y guatemalteco encaminadas
a la mitigación y adaptación al cambio climático, colaboración en
materia de cuencas hidrográficas compartidas y en acciones para
mitigar la pobreza extrema en ambos lados. El factor pobreza y
la tasa de crecimiento anual de la población (superior al 4%) se
constituyen, entre otros aspectos internos, como causales de la
devastación de la selva maya.