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Tecnología y Ciencias del Agua
, vol. VIII, núm. 1, enero-febrero de 2017, pp. 105-114
López-García
et al.
,
Disponibilidad hídrica bajo escenarios de cambio climático en el Valle de Galeana, Nuevo León, México
•
ISSN 2007-2422
precipitación y escurrimiento, aunado a que
varias cuencas y acuíferos están explotados más
allá de sus límites.
En particular, para el agua subterránea se
espera una disminución en los acuíferos some-
ros de las zonas áridas, dada la tendencia de
disminución en la precipitación en las zonas de
recarga. Asimismo, estos efectos dependerán
del balance hídrico de los sistemas acuíferos;
si el balance es actualmente positivo, podrían
registrarse efectos poco notables; pero si las
extracciones y las aportaciones son similares o
las primeras excesivas, su uso sostenible se verá
comprometido, existiendo un relación no lineal
entre precipitación y recarga; es decir, que un
decremento en la precipitación puede ocasio-
nar una reducción mucho mayor en la recarga
(Arnell & Chunhen, 2001).
La amenaza de mayores eventos de sequía
en las zonas áridas, provocados por cambios
en la temporada de lluvias, así como por la
variabilidad climática de los años El Niño, han
afectado a millones de personas por pérdidas en
la agricultura, incendios y otros siniestros, por lo
que surge un fuerte necesidad de instrumentar
planes de prevención y medidas de adaptación,
en virtud de que la inversión requerida para
la prevención siempre será mucho menor que
los costos de los desastres (Magaña, Méndez,
Morales, & Millán, 2004).
Las variaciones del clima y las actividades
humanas están involucradas directamente con
el incremento de la desertificación, así como con
el deterioro de los ecosistemas, la reducción del
potencial biológico y la pérdida de la biodiver-
sidad, principalmente en las zonas áridas del
planeta (Oropeza, 2004). El 64.03% del territorio
mexicano mostraba ya señales de desertificación
a finales de la década de 1990 (Semarnap, 1999),
siendo la sequía el factor principal, actuando
como detonador; otros factores involucrados
que destacan son la agricultura (el mal uso de
tecnología, abuso de pesticidas, mal manejo de
riego, conflicto por tenencia y uso de tierras,
entre otros); ganadería y pastoreo; actividades
forestales no sustentables; desarrollo urbano,
y cambios de uso de suelo. Los modelos de
cambio climático (Oropeza, 2004) indican un
aumento en el riesgo de desertificación por
erosión hídrica. El desarrollo sostenible, la
protección del suelo, la conservación del agua,
la búsqueda de cultivos tolerantes a la sequía
y el uso eficiente de la energía son algunos de
los objetivos de las políticas de adaptación ante
este fenómeno.
La evaluación del impacto del cambio cli-
mático en la sequía meteorológica (Hernández
& Valdez, 2004) demuestra un aumento en el
índice de severidad del 39.4% con el modelo
GFDL-30; en el caso de Nuevo León, este índice
se incrementó en 47.51% y 51.68% con el modelo
CCCM. Por lo anterior, surge la necesidad de
realizar estudios regionales que contemplen la
diversidad de climas, con el fin de desarrollar
medidas de mitigación adecuadas para enfren-
tar sequías más frecuentes e intensas.
La modelación hidrológica, a través del
uso de programas computacionales, como el
programa
WEAP
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, permite calcular el cam-
bio potencial en las variables de la ecuación
de balance hídrico bajo supuestos establecidos
por el operador; asimismo, admite introducir
escenarios de cambio climático, desarrollo de
medidas de adaptación y políticas regionales,
entre otros.
Los resultados de un estudio del impacto
del cambio climático en los recursos hídricos
usando el programa
WEAP
, desarrollado en la
cuenca del Sinú-Caribe, en Colombia, indica
que se incrementará la presión y escasez sobre
los recursos hídricos, así como las condiciones
de aridez, y degradación biótica y física de la
cuenca (Ospina, Gay, Conde, & Sánchez-Torres,
2009).
En México se estudió el impacto del creci-
miento poblacional y el cambio climático en la
subcuenca del río Zahuapan, en el estado de
Tlaxcala, utilizando el programa
WEAP
(Suá-
rez
et al
., 2009). Los resultados indican que la
captación de la cuenca está en el orden de 779.6
millones de m
3
(Mm
3
) anuales, de los cuales 65%
se evapotranspira, 30% escurre y 5% se infiltra.
Las proyecciones simuladas indican que para
el año 2015, la demanda hídrica aumentará un