Manejo de la recarga de acuíferos: un enfoque hacia Latinoamérica
768
Las obras fueron ejecutadas en la Cubeta de Santiuste y la comarca del Carracillo, empezando su
actividad en los años 2002 y 2003, respectivamente, con sendos estudios hidrogeológicos previos
iniciados en 1999, anteproyecto y proyecto de obra (es justo mencionar que hubo previamente
estudios de previabilidad acometidos por el ITGE (actual IGME) y el IRYDA (IRYDA, 1990) que
incluían la zona de la Moraña –terreno al oeste del río Adaja en el borde suroeste del mapa de
la
- y en la Cubeta de Santiuste). Cabe adelantar que ambos sistemas son pasivos (no
requieren uno de electricidad) e intermitentes (la recarga se lleva a cabo durante períodos de
excedentes hidrológicos, en general durante seis meses al año coincidiendo con el periodo invernal.
Además se diseñó una campaña de monitoreo posterior para el estrecho seguimiento del acuífero.
Todas estas obras fueron encomendadas al Grupo Tragsa, como Medio Propio de la Administración
General del Estado, siendo inauguradas por el Ministro de Agricultura D. Miguel Arias en fecha 11
de marzo de 2003 (Adelantado de Segovia 2003). Este hecho tuvo una amplia repercusión en el
gremio de los hidrogeólogos, al ser harto extraño que un ministro inaugurara una “obra de aguas
subterráneas”, siendo recibido con satisfacción general.
En el año 2011 comenzó la actividad en el SAT-MAR de Alcazarén con innovaciones importantes
respecto a las previas al incorporar agua reciclada de manera permanente a la planta de recarga
). La motivación de esta tercera obra fue diferente a las anteriores: la Directiva 86/466 CE
declaró “zona desfavorecida” a cinco municipios de esta zona. Esta declaración significaba que la
Junta de Castilla y León debía acometer medidas encaminadas a favorecer la economía y aumentar
la renta de la población de estos pueblos para evitar el abandono de la población. Entre estas
medidas estuvo incluida la construcción de los dispositivos de recarga artificial objeto de estudio
(DINA-MAR 2010).
El gobierno transfirió la obra a los agricultores, organizados en “Comunidades de regantes” o
asociaciones de usuarios, poniendo para ello dos requisitos: el mantenimiento de la misma con
fondos propios durante no menos de 35 años y el compromiso para facilitar labores de I+D+i en las
mismas, con objeto de comprobar su efectividad también en el largo plazo. Ambas comunidades,
la de Santiuste la de Carracillo han mantenido un estrecho contacto y comunicación bidireccional
con los científicos y técnicos de ambos proyectos, hasta el punto de constituir un referente acerca
de la involucración de los agricultores en la gestión propia (aunque asesorada) de dispositivos de
recarga artificial.
