Manejo de la recarga de acuíferos: un enfoque hacia Latinoamérica - page 404

Manejo de la recarga de acuíferos: un enfoque hacia Latinoamérica
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la Ciudad de México se encuentra un acuitardo arcilloso con espesor que varía alrededor de los
50 m, mientras que el acuífero somero alcanza profundidades mayores a 800 m y en él se encuentran
pozos con profundidades que oscilan entre 100 y 400 m (Conagua, 2015). El valle de México se
caracteriza por estar constituido por materiales volcánicos (lavas y piroclásticos) intercalados con
aluviones, cubiertos en la parte central del valle por arcillas lacustres. Los volcánicos pertenecen
al Terciario y Cuaternario; los aluviones al Cuaternario y las arcillas lacustres son de edad reciente.
La ZMCM se encuentra limitada por elevaciones topográficas de origen volcánico, como son la sierra
de Guadalupe, al norte, la sierra Las Cruces al poniente, la sierra Chichinautzin al sur, el volcán del
Ajusco al suroeste y la Sierra Nevada al oriente. Dentro del valle existen algunos aparatos volcánicos
aislados, siendo los principales los que forman la sierra Santa Catarina, además de algunos otros
que aparecen en forma aislada, como son: el peñón del Marqués, el peñón de los Baños y el cerro
de La Estrella.
Lo que ahora constituye el valle de México, antiguamente drenaba hacia el sur. Las corrientes
superficiales que circulaban en dicha dirección fueron interrumpidas por la salida de productos
volcánicos a través de conos, que dieron origen a la sierra Chichinautzin. Ello dejó al valle de
México sin drenaje hacia el exterior, razón por la que se acumuló agua en su parte central, formando
los lagos de Zumpango, Texcoco, México, Xochimilco y Tláhuac. Los materiales que constituyen
el subsuelo del valle de México corresponden a una intercalación de productos volcánicos tales
como lavas, tobas y cenizas, que incluyen materiales granulares transportados por ríos y arroyos
provenientes de las partes topográficamente altas. Cubriendo a dichos materiales y en espesores
variables, se encuentran arcillas y arenas finas, producto del sedimento o azolve de los antiguos
lagos.
De acuerdo con Domínguez-Mariani
et al.
(2015), el territorio de la Delegación Iztapalapa (lugar
donde se ubica la zona de recarga) está morfológicamente compuesto por una planicie constituida
por depósitos arcillosos lacustres, que estructuran un acuitardo que sobreyace a los materiales
acuíferos de extensión regional. El acuitardo se define por una serie de elevaciones topográficas de
diferente altitud, por lo que representa un área de recarga potencial al acuífero, debido a que está
conformado de materiales volcánicos de buena a alta permeabilidad. En la zona más superficial,
los depósitos lacustres poseen espesores que varían de 30 a 60 m, proporcionando confinamiento
al acuífero subyacente en su parte superior. Tienen una composición limo-arcillosa y los depósitos
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